Enriqueta Martí, el recuerdo de una vampira
- memoriasbarcelona
- 26 mar 2020
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 28 may 2020
Toda ciudad tiene una leyenda negra que atrae a los más morbosos. Esta se alimenta de un Leviatán, un ser ficticio que personifica todos los males y en el que recaen todas las desgracias acontecidas en aquel lugar. Este ser existió en Barcelona y surgió en el nº 29 de la calle Ponent, en el marginal Raval. Allí nace “La Vampira del Raval”.
Retrocedemos a la Barcelona de 1912. Es 10 de febrero y el sol está al caer. En el Raval pasea Teresita, de cinco años, con su madre. La madre charla con alguien y piensa que su hija ha vuelto a casa por su cuenta. Más tarde, regresa al hogar.
—¿Y la nena? - pregunta su marido, extrañado
Un desgarro le atraviesa, corre a la calle en búsqueda de su pequeña. Mas no hay rastro, había sido raptada.
Una ola de secuestros de niños había azotado la urbe, afectando sobre todo a barrios pobres, y Teresita era una simple víctima más. No obstante, su secuestro conmovió Barcelona y fue seguido por la prensa. Días después aún no había rastro de ella. Pero una denuncia saltó la alarma. Una mujer residente en el nº 29 de la c/Ponent jura haber visto a la niña en el piso de su vecina, el entlo 1ª del edificio.
El 27 de febrero el brigada Ribot se presenta al domicilio denunciado. Una mujer de mediana edad, vestida con harapos, abre la puerta. Es Enriqueta Martí. En aquel piso, de estado deplorable, el policía encuentra a dos niñas.
—¿Te llamas Teresita? - pregunta a una de las niñas
—Aquí me llaman Felicidad - responde
Enriqueta explica que la encontró perdida y se la trajo. “La otra es mi hija, Angelita” aclara. Martí es arrestada, habemus monstrum. A partir de entonces, rumores se esparcen. Aparecen testigos que la relacionan con la prostitución. Años antes, en 1909, fue declarada culpable de corrupción de menores, lo que incrementa las dudas sobre ella. La prensa se hace eco y recoge hallazgos de la policía en su casa. “Terrible story from Barcelona” relata la prensa inglesa. Supuestamente se hallan paños ensangrentados, pócimas de materia humana…

A partir de aquello, gana el apodo de “la Vampira del Raval”. La “inhumana” Enriqueta Martí secuestraba niños para prostituirlos y asesinarlos. Extraía su sangre, a modus operandi de un vampiro, y con sus cuerpos producía remedios contra la tuberculosis que vendía a la burguesía. La ciudad la culpabiliza íntegramente de la ola de secuestros en la ciudad. Al año siguiente muere en prisión, apalizada por otras presas. Esta es la leyenda negra, que llega hasta nuestros días y alimenta la cultura popular y sitios webs sobre misterio, pero ¿qué hay de cierto en ello?
Algunos se atreven a desmontar esta leyenda. Entre ellos, la autora de Desmontando el caso de la Vampira del Raval, Elsa Plaza, quien decide investigar, descubriendo hallazgos como que los paños ensangrentados en casa de Martí serían el resultado del cáncer uterino que sufría, del cual murió como dice la versión oficial, y no apalizada.
Angelita no era su hija, sino su sobrina. Esta declaró verla asesinar a un niño que vivía con ella, Pepito, cuya desaparición estaría relacionada con los paños hallados junto a un cuchillo. Sin embargo, post mortem, Martí fue declarada culpable del secuestro de Teresita, ningún asesinato.
Descubre los lugares clave del secuestro de Teresita Guitart
La realidad es que Enriqueta fue una mujer afectada psicológicamente, a causa de la muerte de un hijo. en el pasado Tal vez hubiese cometido más crímenes de los probados. No obstante, fue utilizada como única culpable de una red en la que participaban muchos. "Un chivo expiatorio", como reflexiona Plaza, aprovechándose de su condición de pobre y mujer. Nadie la escuchó y pasó a la memoria de Barcelona como un ser despreciable, comparable a Drácula.
Toda ciudad tiene un monstruo. Enriqueta fue la vampira, el Leviatán, made in BCN.
Representación de Enriqueta en la cultura popular
Eric Moner
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